Avendaño
Moreno Divia Yolotl
Seguimos igual
En el primer
capítulo de “La presidencia débil 2006 – 2012” se empieza a hablar del estudio
que hace el Banco Mundial en donde muestran los indicadores de gobernabilidad.
En México se mencionan cuatro puntos importantes en donde salió bajo.
El primero que es la Estabilidad política donde se mide cuan eficaz es el gobierno. No
solamente en este sexenio ha habido violencia, pero fue cuando se entró a la
guerra contra el narcotráfico formalmente. El gobierno no ha sido eficaz ya que
en algunos lugares la autoridad ya no es el gobierno ahora hay que rendirles
cuentas a los narcotraficantes. El mes pasado en las noticias dieron a conocer
el enfrentamiento entre los militares, narcotraficantes y los civiles allá en
Michoacán. Lugar donde se establece uno de los cárteles más emblemáticos y
donde se dio la autorización de permitir la entrada a militares para
“controlar” el problema[1].
Si vas a Michoacán por lo menos en las zonas de los pueblitos la situación está
muy controlada, hay toque de queda y si te ven caminando a más tardar de las 10 te disparan o eso es lo
que te dicen los pobladores.
En segundo
lugar está el Estado de derecho
analizando la eficiencia de las instituciones, en donde también hubo bajas y
aquí puedo decir que las instituciones en este país no son muy respetadas, las
judiciales son corruptas y la ciudadanía apoya en esta cuestión. Pareciera que
de nada sirve tenerlas ya que en ocasiones no garantizan nuestros derechos y
nosotros ni nos preocupamos en averiguarlo. En tercer lugar está el Control de la corrupción como dice
Nieto habla de la corrupción y el abuso del poder. No hay que retroceder tanto
tiempo para verlo. Basta con recordar a la Lady
de Polanco hace unos meses atrás quien por ser hija de un funcionario
público pidió cerrar las instalaciones de un establecimiento por que no
hicieron lo que ella quería.
Y por último
la Rendición de cuentas que mide la
protección a los derechos humanos, políticos y civiles. Como bien sabemos la
ONU “reprobó” a México en cuanto a la protección de derechos humanos[2].
Aquí mueren periodistas, alcaldes que se oponen al narcotráfico, violaciones
físicas y como sabemos todo queda impune.
Todo este
panorama me hace pensar que tal vez el Estado no se ha podido instaurar bien
desde el principio y que todos los problemas que observamos en la actualidad
los podemos encontrar en nuestro pasado la única diferencia es que aunque ya
hemos tenido experiencia en estos casos ahora en el siglo XXI no podemos
enfrentarlos y se hacen más presentes y más fuertes.
Día con día
los mexicanos ya no nos salvamos de esto. Hasta en un estado como Yucatán donde
era conocida como una de las ciudades más tranquilas ahora ya hay violencia y
la gente se ha vuelto más desconfiada. Sin trabajo y sin una economía firme los
ciudadanos no podremos salir adelante y no digo que el gobierno nos dé a manos
llenas todo, porque se supone que estamos en un contrato donde yo cumplo con
mis obligaciones y el Estado me brinda derechos. Y pareciera que este no lo
sabemos o lo hemos olvidado.
Mientras no exista una
ciudadanía capaz de tomar en sus manos el futuro del áís, este seguirá sujeto a
la agenda de estas élites. [3]
En el
segundo capítulo se menciona el concepto de Pretorianización, que como lo
explica el autor de la obra es la intervención de los militares en la política
(página 233), nos da un panorama de como por medio del discurso un poco
histérico a mi parecer de Estados Unidos, poco a poco se dio la autorización de
la entrada de los militares. Todo esto provoco que la militarización en el país
avanzara y con la esperanza de estar más seguros tal vez no se le dio mucha
importancia.
La lucha
contra el narcotráfico fue uno de los peores errores que se pudo cometer, ya
que prometió seguridad y en vez de eso trajo miedo y más víctimas inocentes.
Funcionarios públicos y gente de la policía ha sido asesinada por enfrentarse a
los narcotraficantes y los militares abusan de su poder con la ciudadanía, esto
en chihuahua donde la gente se queja de ellos y su abuso.
Entonces
¿Dónde quedo la autoridad? ¿A quién hay que rendir cuentas? ¿Quién nos protege?
Me parece que son preguntas que me haría si estuviera en los estados donde es
más fuerte el asunto. Debido a la falta de buenas resoluciones del gobierno
parece que ya no existe uno como tal en esos lugares, podemos ver en Michoacán
que mejor un obispo se queja de la delincuencia y es el que está dirigiendo
marchas con la gente que está harta de tanta violencia. Volvemos a los mismo,
en el tiempo que transcurrió entre la Independencia y la revolución cuando no
había una autoridad en quien confiar y los plateros eran los bandidos que a veces
eran los héroes y otras los villanos, cuando el ejército también se sumía en su
poder y abusaba de ello. Y los pueblos y ciudadanos sin saber en quien confiar
no podían estar en paz.
Volviendo al
presente se han dado los grupos de auto-defensa y ya no solo es Michoacán,
también Guerrero y otros estados tienen estos problemas. Se prometió que ya no
se seguiría con la guerra pero el ejército sigue en estas comunidades. Hoy día
México está en caos, protestas en todos lados, algunos quejándose y otros como siempre
sin interesarse, nos conciernen a todos. Parece que no hemos crecido y que nos
falta más resolución para hacer cumplir nuestro contrato. El futuro es incierto
pero viendo por todo lo que hemos estado pasando puede que la tos se vuelva una
pulmonía.[4]
[1]
Prados, Luis. (2013), Territorios sin Estado, En El País, Consultado el
12/11/13 en: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/17/actualidad/1368803442_373296.html
[2] La
Jornada (2013), Mejorar políticas sobre derechos humanos, exige la ONU a México, Consultado el 12/11/13 en: http://www.jornada.unam.mx/2013/10/24/politica/005n1pol
[3]
Nieto, Gerardo. (2013). La presidencia
débil 2006-2012. México. Editorial Siembra. P. 56.
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