Antihéroes,
monstruos y glorias.
“El
fuerte es más fuerte cuando está solo” dice Hitler en su libro “Mi Lucha” y, al
parecer, cuando hablamos de presidencialismo, esta pareciera ser una máxima que
debiera ser tomada muy en cuenta.
La
alternancia del año 2000 trajo consigo, en oposición a la esperanza de millones
de mexicanos (quienes esperaban un cambio para bien en la transparencia, oportunidades
y gobernabilidad) un fallo institucional. Cabe aclarar, sin embargo, que las
instituciones (a pesar de presentar deficiencias en su marco legal) fallan, en
gran medida, por el factor humano. Y la presidencia, no se salva de este
supuesto.
¿En
qué estriba esta debilidad? Principalmente, y tomando como axioma la idea
del fundamento del Estado que plantea Thomas
Hobbes en su Leviatán, a saber: que
los hombres vivimos en un estado de guerra, del cual salimos mediante el
contrato social siendo este la base del Estado, vislumbramos que hay mucho de
lo primero y lo segundo esta en miras de disminuir. Aun, desde sus principios
filosóficos, el Estado mexicano presenta un fallo.
Pareciera
que, nuestro Estado más que un Leviatán es una Hidra por los múltiples grupos
que pugnan, junto a la figura presidencial, por el poder en México. Entre estos
grupos, destaca (por el carácter de “necesario” que le otorga actualmente la
presidencia para sostén mismo del régimen) el ejército.
A
medida que crece la debilidad presidencial se necesita una mayor participación
del ejército en la vida política de México para que esta se sostenga y se
sustente, de esa manera, aunque resulte contradictorio, la debilidad
presidencial se incrementa. Con esta debilidad, los grupos que el Estado
considera antagónicos para su continuidad ganan terreno y poder. “El problema
que tiene el régimen es que el caos le exige endurecer el sistema, lo que resta
más apoyos y deslegitima sus acciones de gobierno” (Nieto, 2013: 55) Es,
irremediablemente, una proporcionalidad inversa.
El
uso del ejército como medida para resguardar el régimen presenta una disyuntiva
en la conciencia de la sociedad: ¿Hasta dónde es aceptable sacrificar libertad
por tranquilidad? El plantearse esta disyuntiva si bien es permisible, para una
sociedad que ha sido atacada por la delincuencia organizada de manera tan rauda
y contundente, no debería de permanecer durante años (como lo ha hecho en el
tema mexicano) dando vueltas en su imaginario.
Estado Fallido
quizá pueda sonar excesivo, duro, y quizá nuestra renuencia a nombrar a las
cosas por su nombre hace patente, tanto de lado del gobierno como del de la
sociedad, el miedo que tenemos a cambiar nuestro modelo que tanto en teoría
como en práctica está caduco.
Pretorianos,
hidras y leviatanes. Términos que suenan tan antiguos y mitológicos. En la misma
dialéctica del caos no debemos olvidar que para los griegos, en oposición al
Caos se pudo imponer el Orden. Quizá no es tan tarde para México, quizá...
Valle
González Aldo Román 0022
Bibliografía:
Nieto,
Gerardo. La Presidencia débil 2006-2012 Ensayo político sobre la
dialéctica de caos. México. Siembre. 2013.
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