miércoles, 13 de noviembre de 2013

Alumno: Aldo Román Valle González.

Antihéroes, monstruos y glorias.
“El fuerte es más fuerte cuando está solo” dice Hitler en su libro “Mi Lucha” y, al parecer, cuando hablamos de presidencialismo, esta pareciera ser una máxima que debiera ser tomada muy en cuenta.
La alternancia del año 2000 trajo consigo, en oposición a la esperanza de millones de mexicanos (quienes esperaban un cambio para bien en la transparencia, oportunidades y gobernabilidad) un fallo institucional. Cabe aclarar, sin embargo, que las instituciones (a pesar de presentar deficiencias en su marco legal) fallan, en gran medida, por el factor humano. Y la presidencia, no se salva de este supuesto.
¿En qué estriba esta debilidad? Principalmente, y tomando como axioma la idea del  fundamento del Estado que plantea Thomas Hobbes en su Leviatán, a saber: que los hombres vivimos en un estado de guerra, del cual salimos mediante el contrato social siendo este la base del Estado, vislumbramos que hay mucho de lo primero y lo segundo esta en miras de disminuir. Aun, desde sus principios filosóficos, el Estado mexicano presenta un fallo.
Pareciera que, nuestro Estado más que un Leviatán es una Hidra por los múltiples grupos que pugnan, junto a la figura presidencial, por el poder en México. Entre estos grupos, destaca (por el carácter de “necesario” que le otorga actualmente la presidencia para sostén mismo del régimen) el ejército.
A medida que crece la debilidad presidencial se necesita una mayor participación del ejército en la vida política de México para que esta se sostenga y se sustente, de esa manera, aunque resulte contradictorio, la debilidad presidencial se incrementa. Con esta debilidad, los grupos que el Estado considera antagónicos para su continuidad ganan terreno y poder. “El problema que tiene el régimen es que el caos le exige endurecer el sistema, lo que resta más apoyos y deslegitima sus acciones de gobierno” (Nieto, 2013: 55) Es, irremediablemente, una proporcionalidad inversa.
El uso del ejército como medida para resguardar el régimen presenta una disyuntiva en la conciencia de la sociedad: ¿Hasta dónde es aceptable sacrificar libertad por tranquilidad? El plantearse esta disyuntiva si bien es permisible, para una sociedad que ha sido atacada por la delincuencia organizada de manera tan rauda y contundente, no debería de permanecer durante años (como lo ha hecho en el tema mexicano) dando vueltas en su imaginario.
Estado Fallido quizá pueda sonar excesivo, duro, y quizá nuestra renuencia a nombrar a las cosas por su nombre hace patente, tanto de lado del gobierno como del de la sociedad, el miedo que tenemos a cambiar nuestro modelo que tanto en teoría como en práctica está caduco.
Pretorianos, hidras y leviatanes. Términos que suenan tan antiguos y mitológicos. En la misma dialéctica del caos no debemos olvidar que para los griegos, en oposición al Caos se pudo imponer el Orden. Quizá no es tan tarde para México, quizá...


                                                                       Valle González Aldo Román        0022







Bibliografía:

Nieto, Gerardo. La Presidencia débil 2006-2012 Ensayo político sobre la dialéctica de caos. México. Siembre. 2013.

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