Morales
Bravo Andrea Gisela
La
dialéctica del caos
México, según el Banco Mundial, tiene una gran
inestabilidad política, y no solo eso, también tiene grandes índices de
corrupción, ¿Que es lo que une a estos dos problemas en la política de México?.
En medio de una crisis preocupante, donde hay mucho
desempleo pero poco crecimiento económico, comienza una nueva insurgencia, “la
narcoinsurgencia”. ¿Como es que el narcotráfico empieza a jugar un papel
importante en la historia de México, si no es un problema reciente, sino que
viene de algunos años atrás?.
Así es como se muestra una evidente debilidad del
gobierno, ya que no hay tal gobierno por el Estado, los que realmente comienzan
a tener el poder son otras élites que podemos reconocer cotidianamente, tales
como las instituciones, los medios de comunicación, la iglesia y algunos
sindicatos, pero sin duda la más notoria y peligrosa, es la del crimen
organizado.
¿Porque México es más frágil en el sexenio 2006-2012
que en el sexenio 2000-2006?, la respuesta puede encontrarse en la “guerra
contra el narcotráfico”, porque no se trata de proteger a la sociedad mediante
técnicas que involucren más movilidad en las policías estatales y federales
sino que estamos atrapados en un fuego cruzado entre el ejército y el crimen
organizado. Un crimen organizado, que domina a la sociedad mediante el miedo.
Los carteles de droga se aprovechan de la gente más
necesitada, de la gente que cuenta con menos oportunidades, como las personas
del campo que comparan sus oportunidades con estas personas que no cuentan con
una escolaridad avanzada. Es por eso que prefieren dedicarse a brindar sus
servicios a las personas que a diferencia del gobierno, les ofrecen un buen
salario y muchas oportunidades muy cómodas.[1] Sin
embargo son justo las personas del campo las que pagan los elevados costos de
esta “guerra” porque son ellos los que mueren en dichos enfrentamientos entre
el narco y el ejército.
Estos carteles de droga siguen existiendo gracias al
consumo de drogas, siendo Estados Unidos el consumidor más grande, por supuesto
que dejan una gran ganancia al gobierno de México, porque el narcotráfico y la
política están entrelazados, entre la compra de plazas o manipulación de la
información, que causan tremenda debilidad institucional y una cada vez más
aumentada corrupción. Esa corrupción es notoria al encontrar cuerpos de la
policía involucrados en el narcotráfico.[2]
Gracias a esta guerra, las calles ya no son seguras, a
pesar de que el ejército está en ellas, la gente se siente más insegura, esto
también deja bajas económicas tremendas
en algunas zonas turísticas, ya que es conocido en todo el mundo que México es
un país inseguro.
¿Es posible que se gane esta guerra contra el narco?.
Si bien es cierto que el crimen organizado puede descuidarse por muerte o
captura de sus dirigentes y por pelear el dominio de territorios con otros
carteles, también es muy cierto que este fenómeno del crimen organizado, le
deja al Estado una inestabilidad social y política que es difícil restaurar si
se tiene desconfianza entre sus instituciones o se pierde la confianza de la
gente en estas instituciones, que debieran proteger la seguridad social, se han
vuelto corruptas y se mezclan con el crimen organizado.
Es un problema serio el que enfrentamos, pero no podrá
solucionarse sólo con la fuerza del Estado, porque sería un derramamiento de
sangre. Cuando en realidad la parte más importante de esta solución, NO es la
fuerza sino las acciones de una sociedad que lejos de tener miedo debe tomar el
sendero de esta sociedad y llevarla a un futuro con justas oportunidades para
todos, donde haya seguridad y sobretodo un crecimiento económico, político,
social y cultural.
[1]La gente se ha dedicado a lo mismo durante décadas,
no conocen otro modo de vida, tampoco alguien se los ha enseñado. Hernandez
,Anabel. Los señores del Narco Editorial
Grijalbo. México 2010. p. 10
[2] Campesinos casi analfabetas como Caro Quintero
[...] y el chapo, no hubieran llegado muy lejos sin el contubernio de
empresarios, políticos y policías, esas personas que todos los días ejercen el
poder desde un falso halo de legalidad. Ibidem.
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